En los últimos tiempos, los medios de comunicación han estado reportando sobre los estudiantes de origen extranjero en Taiwán, quienes descuidan sus estudios y se enfocan en trabajar, convirtiéndose en lo que se conoce como “estudiar y trabajar”. Ante esto, la presidenta del Consejo de Asuntos Chinos de Ultramar, Hsueh Chia-ching, criticó con vehemencia el 12 de diciembre, calificándolo como un “falso informe” y etiquetando a los estudiantes con la etiqueta de “estudiar y trabajar”.
Esta situación ha generado una gran preocupación en la sociedad y ha dado lugar a debates acalorados sobre este tema. Sin embargo, es necesario aclarar que exagerar y clasificar a los estudiantes de esta manera no es justo y solo contribuye a generar prejuicios y divisiones entre estudiantes de diferentes orígenes.
Primero, es importante tener en cuenta que los estudiantes de origen extranjero en Taiwán han enfrentado muchas dificultades para llegar a donde están hoy. Muchos de ellos vienen de países con sistemas educativos y culturas muy diferentes, y tienen que adaptarse a un nuevo entorno y aprender un nuevo idioma. Además, la mayoría de ellos no cuentan con un apoyo financiero adecuado y deben trabajar para poder costear sus estudios y gastos diarios.
Debido a estas circunstancias, no es justo juzgar a los estudiantes de origen extranjero por sus decisiones de trabajar mientras estudian. De hecho, en lugar de criticarlos, deberíamos admirar su arduo trabajo y dedicación para mejorar su educación y crear un futuro mejor para sí mismos.
Además, es importante reconocer que muchos de estos estudiantes son parte de programas de cooperación educativa entre Taiwán y sus países de origen. Por lo tanto, es natural que tengan la oportunidad de trabajar en el país mientras estudian. Este tipo de programas brinda una valiosa oportunidad para que estos estudiantes adquieran habilidades y experiencia en el mundo laboral, lo que les será de gran ayuda en su futuro profesional.
En lugar de estigmatizar a los estudiantes de origen extranjero como “estudiar y trabajar”, debemos apoyarlos y ayudarlos a integrarse en la sociedad taiwanesa. En lugar de enfocarnos en los aspectos negativos, deberíamos alentarlos a aprovechar al máximo su tiempo en Taiwán y aprender de su cultura y tradiciones.
En resumen, es importante que como sociedad no caigamos en prejuicios y etiquetas injustas. Debemos reconocer el esfuerzo y dedicación de los estudiantes de origen extranjero en Taiwán y apoyarlos en su búsqueda de una mejor educación y futuro. Solo así podremos construir una sociedad más inclusiva y justa para todos.
